domingo, 18 de abril de 2010

Manos al sol

Hoy desperté sabiendo algo nuevo, las sabias diosas me lo enseñaron jugando, yo me distraía con sus palabras y escuchaba al revés todo lo que me decían. Me decían secretos terrenales, cubiertos, todos, de silencios incómodos, de los segundos olvidados que nadie en el mundo contó. Para deshacerme de este nuevo saber decidí hablarle en susurros a la vieja pared del corredor que ya todo lo ha pensado, "pared pared..."

Tengo las manos sucias, las meto en los bolsillos, me quito el pantalón, me voy a dormir, sueño que camino por una calle o carrera o transversal, transversal transversal, voy bajando y no sé qué siento, cuento los carros rojos, volteo por otra parte, es un atajo!, quiero llegar pronto, me despiertan cantando, quiénes son esas personas, abro la ventana, me monto al techo, me acuesto, cuento los aviones, mis manos están limpias, las saco a secar con el sol fuerte de hoy.

Dos hechiceras están furiosas, la una con la otra y se encantan desde que se despiertan hasta que se acuestan. Se convierten en gallinas, en arbustos, en ropa sucia, en trapiadoras. Se quitan el tiempo y se esconden debajo de la escalera para asustar. Ah! Yo tengo sustos constantes desde que comenzó esta situación y no he podido dormir nada, cuando cierro los ojos las veo sacando fuego por las manos y chispas por la boca, saltando en los muebles, no sé si están llorando o riéndose sin ganas, me tocan la puerta y como yo no les abro ellas me dejan cosas escritas en la pared, "sal y pimienta, yo te quiero más, la comida está en la nevera, los platos sucios, las manos sucias no te dejan pensar"